Para prevenir la Violencia de Género, es imprescindible que toméis conciencia de la importancia de detectar las primeras manifestaciones de maltrato en las relaciones que se establecen desde la adolescencia y las graves consecuencias que pueden tener a corto o a largo plazo.
Cuando se habla de violencia o maltrato de género, normalmente la gente joven se imagina a una mujer amoratada, con heridas o golpes y por eso queremos mostraros los distintos tipos de agresiones que podéis sufrir o ejercer:
La violencia de género se ejerce a través del maltrato psicológico, físico y sexual. Y, en la mayoría de los casos, se dan en paralelo.
Maltrato Psicológico.
Consiste en cualquier acto o conducta de dominio, desvalorización, amenazas, chantaje y abuso sexual hacia tu persona y control sobre tus actividades tanto en lo privado como en lo público (móvil, redes sociales, etc.). Agresiones verbales: insultos y comentarios degradantes; críticas destructivas hacia tu imagen, ideas u opiniones. Aislamiento de tu entorno social (familia, amigos). ..
De acuerdo con el último estudio del CIS, una de cada tres personas jóvenes entre 15 y 29 años (33%) considera inevitable o aceptable en algunas circunstancias ejercer este tipo de violencia o maltrato en sus relaciones. Pero lo más preocupante es que si se comparan estos datos con estudios realizados con personas de todas las edades, la gente joven es menos crítica que los mayores con este tipo de actitudes dentro de la pareja: el 32% de las chicas las toleran frente al 29% de la población femenina general, mientras que el 34% de los chicos las consideran aceptables, cuatro puntos más que el conjunto de hombres de todas las edades.
Este estudio demuestra que una buena parte de la gente joven, incluso en mayor proporción que la población en general, no es capaz de identificar determinadas formas de violencia machista. Rechaza las agresiones físicas, pero no el maltrato psicológico, que también es violencia de género.
Por lo tanto, esta violencia invisible es la más peligrosa porque está aceptada socialmente, no se detecta, se tolera y está inmersa en la cultura. Y, en consecuencia, es mucho más complicado luchar contra ella.
Cuando nos «enamoramos» de alguien somos más vulnerables y pasamos por alto ciertas señales que nos pueden indicar que está comenzando una situación de maltrato y que lo que hace tu pareja no son muestras de «amor» y “pasión”, sino de control y dominio. La violencia psicológica es sutil, difícil de percibir, pero hace tanto daño como la física, o a veces más, y también suele ser el primer paso que avisa del maltrato físico. Es fundamental que entiendas que los celos NO son una expresión normal del amor.
Es la violencia más difícil de detectar, pero a la larga tiene consecuencias muy perjudiciales para la victima, ya que, a través de la exposición reiterada a este tipo de maltrato, pierde su autoestima, su equilibrio emocional, su capacidad de decisión y es cada vez más vulnerable ante el maltratador. Muchas victimas no llegan a ser conscientes de estar viviendo este tipo de situación porque han interiorizado que son conductas “normales”.
Además, también es importante que sepas distinguir entre el maltrato psicológico activo y el maltrato psicológico pasivo, que es todavía menos evidente que el activo. La diferencia clave está en que, en el activo,la otra persona te daña por y con lo que hace: humillaciones, amenazas, chantajes, etc. Y, en el pasivo, te daña con y por lo que no hace: te ignora, no te habla, no te contesta….
Ciberacoso
El ciberacoso es la más novedosa de las formas de ejercer la violencia de género por medio de amenazas, hostigamiento, humillación u otro tipo de control, persecución y acoso a través de las redes sociales. Se ejerce sobre todo entre la gente joven y que tenéis las nuevas tecnologías integradas de forma natural en vuestras relaciones, incluidas las de pareja. La violencia en las redes sociales está presente 24 horas al día y siete días a la semana, su detección es casi imperceptible y, lo que es peor, existe una baja percepción de lo peligroso de estas conductas que suponen nuevos riesgos antes inexistentes.
Las mujeres jóvenes y adolescentes son más vulnerables al daño del ciberacoso por la desigualdad en la consideración y valoración social a la que se someten sus comportamientos e imágenes en la relación de pareja, por lo que su vivencia es muy traumática. Los estereotipos tradicionales que siguen existiendo en las relaciones sociales entre hombres y mujeres, con valores sexistas, se siguen proyectando en la violencia de género ejercida en el mundo de las redes sociales.
Es importante destacar la facilidad que tiene Internet para llegar a la víctima sin necesidad de tener contacto físico. Tras la ruptura de la pareja, los ciberacosadores utilizan Internet para chantajear emocionalmente a la víctima, aunque también se utilizan los insultos y las amenazas, con el objetivo de volver a mantener una relación directa con ella.
Una característica de las relaciones de pareja jóvenes, que se relacionan con las redes sociales, es la dificultad que suponen las nuevas tecnologías para cerrar definitivamente o disminuir la intensidad de una relación de pareja que puede suponer una presión psicológica y un control social excesivos.
El ciberacoso es vivido con miedo en la medida en que las prácticas se asemejan al acoso físico, es decir, cuando se plantea la posibilidad de que el acosador pueda tener contacto físico con la víctima. Además, las posibilidades ilimitadas de distribución de la información que poseen Internet y las redes sociales se transforman en una gran amenaza para las víctimas.
Algunas de las formas de ejercer el ciberacoso serían las siguientes:
- Distribuir en Internet una imagen o datos comprometidos de contenido sexual (reales o falsos).
- Dar de alta a la víctima en un sitio web donde pueden estigmatizar o ridiculizar a una persona.
- Crear un perfil falso en nombre de la víctima para, por ejemplo, realizar demandas u ofertas sexuales.
- Dar de alta el correo de la víctima para convertirla en blanco de contactos con desconocidos, etc…
- Acceder digitalmente al ordenador de la víctima para controlar sus comunicaciones con terceros.
- Hacer correr en las redes sociales rumores sobre un comportamiento reprochable atribuido a la víctima.
- Perseguir e incomodar a la víctima en los espacios de Internet que frecuenta de manera habitual, etc.
Maltrato Físico
Es la violencia más visible y más fácil de detectar: todo acto no accidental que provoque o pueda provocar daño físico o enfermedad. Por ejemplo: bofetadas, golpes, heridas y fracturas, quemaduras, tirones de pelo, empujones, agarrar violentamente, mordeduras, patadas, intentos de estrangulamiento y asfixia, provocar abortos, golpear con objetos, llegando en último extremo al asesinato.
Esta forma de violencia es evidente, pero las agresiones que utiliza una persona que quiere hacer valer su posición de poder en una relación de pareja no son exclusivamente físicas. De hecho, es muy raro que alguien comience demostrando violencia física en un primer momento de la relación. Quien maltrata primero comienza manipulando, insultando, humillando, aislando, controlando….
Maltrato Sexual
Cualquier contacto sexual no deseado. Desde levantar las faldas a una chica, hasta la violación: vaginal, anal o bucal o con objetos, valiéndose de la fuerza y / o intimidación, de la manipulación emocional, engaños o chantajes. Las agresiones sexuales también producen fuertes sentimientos de humillación y, por lo tanto, grandes daños psicológicos.
Hoy las agresiones sexuales están tan aceptadas que, algunas veces, no se detectan, otras no se les da suficiente importancia y, con mucha frecuencia, se las confunde con las bromas, sin distinguir que una broma es algo que hace gracia y la agresión, daña, humilla y ofende.
Existen una serie de factores que favorecen estas agresiones:
- La falta de educación sexual adecuada de las chicas y chicos jóvenes.
- El sexismo que aún existe, que jerarquiza a los hombres sobre las mujeres, presentándolas como subordinadas y objetos para el hombre.
- La desvalorización del cuerpo de las mujeres.
- La representación del hombre como obsesionado sexualmente.
- La escasa crítica y denuncia que se produce cuando ocurre una agresión sexual.
- La costumbre de algunas chicas y chicos de aceptar los comportamientos sexistas cotidianos como si fueran lo normal y por eso, no criticarlos.
Para que te sea más fácil distinguir cuando estás sufriendo una agresión sexual te puedes fijar en algunos ejemplos:
- Cuando te someten a tocamientos o besos, sin tu consentimiento.
- Cuando te amenazan con dejarte si no accedes a mantener relaciones sexuales sin preservativo o a hacer cosas que tú no deseas.
- Cuando convierten una relación que en principio es correcta en agresión, por la intencionalidad, el tono, el poder o la fuerza…
- Cuando alguien interpreta que un juego de seducción es una justificación, para forzarte a tener una relación sexual que tu no quieres.
- Cuando te exponen a formas de exhibicionismo o de observación de tu cuerpo, sin tu consentimiento…
Fuentes:
- “Violencia invisible en parejas adolescentes”, Angélica Cuenca, psicóloga.
- “Guía de prevención de violencia de género”, Federación de Mujeres Jóvenes
- “Asociación No Más Violencia de Género «José Antonio Burriel»
- “Construyendo la igualdad prevenimos la violencia de género”. Dirección General de la Mujer. Comunidad de Madrid.
- «Violencia contra las mujeres». Instituto de la Mujer
- «Desmontando mitos«, Federación de Mujeres Progresistas.
- http://noalmaltrato.com/ Asociación Integración Activa
- “El ciberacoso como forma de ejercer la violencia de género en la juventud: un riesgo en la sociedad de la información y del conocimiento”. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. 2014