EL PATRIARCADO
Casi diariamente, los medios de comunicación nos informan sobre las víctimas de la Violencia de Género, nos hablan de que el machismo mata o de que vivimos en una sociedad machista. Sin embargo, pocos se preocupan de explicarnos cual es la raíz de esta gran tragedia social que se produce en todas las culturas y clases sociales.
Para prevenir y reducir la violencia contra las chicas/mujeres, es necesario cambiar las normas y valores que la toleran y fomentan, así como todo aquello que refuerza actitudes machistas basadas en la superioridad del hombre sobre la mujer. Y para esto es fundamental que conozcas el origen de las desigualdades en las relaciones entre hombres y mujeres mantenidas y reforzadas, a través del tiempo, por la sociedad patriarcal.
Durante siglos, los hombres han dominado el espacio público y también han ejercido su poder en el ámbito privado, un sistema de jerarquías que se conoce como patriarcado. Pero mientras que el machismo es una conducta (individual o colectiva) el patriarcado es una estructura social en la que se entrelazan y refuerzan mutuamente muy diversos factores: universo simbólico, costumbres, leyes, organización económica, educación, publicidad, etc. que hacen posible que existan las actitudes y conductas machistas.
Al hablar del patriarcado no buscamos culpables, se trata de entender cual es el origen de muchas de las cosas que les suceden a las chicas/ mujeres. Y a los chicos/ hombres. No hay que olvidar que el patriarcado ha tenido y tiene también muchos aspectos y consecuencias negativas para los chicos/hombres: se los ha educado tradicionalmente para no exteriorizar sus emociones; para ser duros y fuertes; se les ha obligado, en muchas ocasiones, a matar o morir en las guerras, se ha discriminado a aquellos que no cumplían con los roles y estereotipos del macho viril, violento y poderoso, etc.
Además, la existencia de la sociedad patriarcal explica que incluso chicos/ hombres no machistas os podáis ver atrapados, muchas veces inconscientemente o contra vuestra voluntad, en actitudes o comportamientos discriminatorios para con las chicas y las mujeres.
¿Qué es el patriarcado?
En su sentido literal significa “gobierno de los padres”. Históricamente, el término ha sido utilizado para designar una construcción social sobre la que se asienta toda sociedad actual. El patriarcado es una forma de organización política, económica, religiosa y social basada en la idea de autoridad y liderazgo del varón, en la que se da el predominio de los hombres sobre las mujeres: el marido sobre la esposa, los hijos e hijas, y de la línea de descendencia paterna sobre la materna.
El patriarcado es una toma de poder histórica por parte de los hombres, quienes se apropiaron de la sexualidad y reproducción de las mujeres y de su producto: los hijos e hijas, creando al mismo tiempo un orden simbólico a través de los mitos y la religión que lo perpetuarían como única estructura posible. La familia es una de las instituciones básicas de este orden social.
El poder de los padres y el concepto de patriarcado llega hasta la modernidad cuando prerrogativas importantes de los padres (el derecho de vida y muerte sobre los miembros de su familia, por ejemplo) pasan del pater familias al Estado. Y, muy especialmente,cuando el Estado garantiza, sistemáticamente, de forma exclusiva y excluyente, a través de la ley y la economía, la sujeción de las mujeres al padre, al marido y a los varones en general, impidiendo su constitución como sujetos políticos
En consecuencia, la sociedad patriarcal divide al mundo en dos: lo público y lo privado:
• LO PÚBLICO: Territorio ocupado y adjudicado mayoritariamente a los hombres. Abarca las tareas relacionadas con la toma de decisiones de la vida económica, política y social. Es la esfera del poder, de la distribución de los recursos, del prestigio y el reconocimiento de los iguales.Tiene asignado el trabajo productivo, remunerado. Es visible
• LO PRIVADO: Territorio ocupado y adjudicado hasta hoy mayoritariamente a las mujeres. Abarca la organización y atención a la familia: las labores del hogar, el cuidado de hijos/as, de las personas mayores, los afectos, etc.. Tiene que ver con el trabajo reproductivo, con actividades no mercantiles, no es remunerado, permanece en un segundo plano. Es invisible.
Sociedades primitivas
Sin embargo, esto no fue siempre así., la antropóloga Peggy Reeves Sanday plantea la hipótesis, basada en un estudio de ciento ochenta y seis culturas, de que antes de la presión de la población, las mujeres y los hombres habrían vivido de modo igualitario. Los seres humanos, organizados en pequeños grupos sobrevivían adaptándose al medio. Cazar y pescar eran habitualmente tareas masculinas. El papel de las mujeres era el de reproductoras y recolectoras de frutos. Además, tenían la responsabilidad básica del cuidado del grupo familiar: su salud y alimentación. Pero la división del trabajo, por sí sola, no significaba que el papel de un sexo fuese más valioso que el del otro.
Investigaciones recientes señalan que la desigualdad surge con la llegada de la agricultura, la ganadería y el sedentarismo –hace entre 5 y 10 millones de años. La actividad agrícola requería abundante mano de obra y una población numerosa para defenderse de los grupos nómadas rivales. Por lo tanto, lo más conveniente era que las mujeres se consagraran a la maternidad intensiva y los hombres trabajaran para mantener familias numerosas. La dedicación exclusiva a la maternidad extremó la dependencia económica femenina y, con ello, el sometimiento forzoso del sexo femenino al masculino.
Surge la propiedad privada que demanda unos mecanismos de gestión y transmisión. Se refuerza el vínculo consanguíneo y, por consiguiente, la familia. En ese contexto, irrumpe la figura del pater familias y con el paso del tiempo, costumbres y normas sociales se convirtieron en leyes, y la desigualdad de género se formalizó.
En el patriarcado la forma básica de organización de las relaciones sociales es el parentesco en cuyo centro se halla la pareja heterosexual. Los sistemas de parentesco no tienen por qué ser causa de la subordinación de las mujeres, sólo lo son cuando se fundan en el contrato sexual.
El contrato sexual sería el pacto entre hombres sobre el cuerpo de las mujeres. Un pacto siempre implícito que es esencial para entender el patriarcado, la subordinación social en la que han vivido las mujeres en cualquier época histórica de predominio masculino.El contrato sexual comporta, para las mujeres, una pérdida muy importante de soberanía sobre sí y sobre el mundo.
El matrimonio monogámico dictado en el Concilio de Trento en 1563 será la clave para la perpetuación del desequilibrio entre los sexos. Los tratados de la época sobre “la perfecta casada cristiana” eran una crítica de la vida amorosa libre e independiente de las mujeres de la nobleza. La perfecta casada esta rodeada de las virtudes de la modestia, el silencio, la obediencia, que se construyen en oposición a las virtudes masculinas de mando, elocuencia, etc.
El contrapunto a la perfecta casada eran las mujeres “malas”, representadas por las prostitutas y las brujas, todas ellas mujeres populares. A ellas se les aplicaron “tecnologías duras de control” como la Inquisición o las casas de prostitución, encaminadas estas prácticas a la “destrucción de saberes” que las mujeres poseían.
Finalmente, se consigue la domesticación de las mujeres con la sublimación de la entrega, el sacrificio y la sumisión total a través del matrimonio y la constitución de la familia patriarcal.
Los debates sobre el patriarcado tuvieron lugar en distintas épocas históricas y fueron retomados en el siglo XX por el movimiento feminista de los años sesenta en la búsqueda de una explicación que diera cuenta de la situación de opresión y dominación de las mujeres y posibilitara su liberación.
Según la historiadora Gerda Lerner, las mujeres han participado siempre activamente en la “formación de la sociedad y la construcción de la civilización y el largo retraso en su toma de conciencia y su complicidad con el sistema patriarcal se explica porque la subordinación se produjo previamente al desarrollo de la civilización occidental. El rechazo de una historia de las mujeres por el pensamiento patriarcal hizo que las mujeres creyeran que su exclusión de la creación de símbolos y de la elaboración de definiciones se debería a circunstancias ajenas a la historia”
Los estudios feministas sobre el patriarcado y la constatación de que se trata de una construcción histórica y social que, por lo tanto, puede ser modificada, nos muestra las posibilidades de cambio por otro modelo social más justo e igualitario. Y para ello, hoy más que nunca, es necesario que chicos y chicas, hombres y mujeres comprendamos en que consiste el sistema patriarcal, no lo perpetuemos con actos, comportamientos y expresiones machistas de todo tipo y luchemos juntos por la igualdad real.
Fuentes
Gerda Lerner. La creación del patriarcado (1986)
Kate Millet, Política sexual 1975
Dolors Reguant Fosas. Explicación abreviada del patriarcado, Barcelona 2007
Peggy R. Sanday. Female Power and Male Dominance: On the Origins of Sexual Inequality. 1981
Julia Varela, Nacimiento de la mujer burguesa, París, 2000
Carole Pateman, El contrato sexual. Anthropos. 1995
Marta Fontenla, “Diccionario de estudios de Género y Feminismos”. 2008
Rivera Garretas, “Nombrar el mundo en femenino” Editorial Icaria, 1994
Pateman, Carole, “El contrato sexual” Editorial Anthopos, 1995
Cobo, Rosa: “Fundamentos del patriarcado moderno” ,Ediciones Cátedra, 1995
Mark Dyble y Andrea Migliano, Revista Science, 2015