El Ministerio de Interior acaba de hacer público por primera vez el número de chicas menores de edad víctimas de la violencia de género incluidas en su sistema de vigilancia integral (VioGén)
MARIOLA LOURIDO MADRID 18/01/2016 Cadena SER
Los datos del sistema de vigilancia integral VioGén reflejan el repunte del machismo entre los jóvenes. La policía tiene bajo control a 552 adolescentes de edades comprendidas entre los 14 y los 17 años. De ellas, el 60% tiene un nivel de riesgo no apreciado, es decir, leve, según la valoración realizada por la Policía. 189 casos están clasificados como riesgo bajo, lo que supone un seguimiento telefónico por parte de los agentes. 36 adolescentes corren riesgo medio, tienen una mayor protección policial, y una chica está dentro del nivel de riesgo alto, por lo que al policía la vigila frecuentemente y controla a su agresor. No hay ninguna en peligro extremo.
Los datos de violencia machista entre menores de 14 y 17 años, provincia por provincia / MINISTERIO DEL INTERIOR
En cuanto a las víctimas adultas, Interior protege a 52.000, según los últimos datos del Sistema Integral de Vigilancia. Son un 33% menos que hace tres. También han bajado de forma relevante el número de casos de riesgo alto y extremo. El Gobierno no explica las razones de este descenso que la oposición y los colectivos de mujeres atribuyen a los recortes en las plantillas policiales.
El número de casos de menores víctimas de la violencia machista se ha multiplicado por dos en el último año, según las expertas y psicólogas consultadas por la Cadena SER. En sus programas de recuperación entran niñas incluso de 13 años. Y lo peor es que no identifican que están siendo maltratadas por sus novios.
La Fundación Luz Casanova, una de las pocas en España que dispone de una unidad para adolescentes, ha pasado de atender 47 casos en 2014 a 79 en 2015, casi el doble. Las menores les llegan derivadas de los institutos, de los pediatras y del 016. Nos cuentan que el control y acoso por wasap es una violencia generaliza. Todas la padecen. También la violencia psicológica. Y en los casos más graves las menores sufren agresiones físicas y sexuales.
La mayoría de las adolescentes no identifica el maltrato. Lo justifica y tiene normalizado, por lo que en ocasiones se complica además la relación con las familias. La gran mayoría tampoco da el paso de denunciar ante la Policía.